martes, 3 de julio de 2007

“Alimentar el cerebro mediante el arte”

Esa es la propuesta. Que todos pueden encontrar su espacio a través del arte. Sin tener que pagar, sin importa la actividad y sin importar la edad. Un grupo de jóvenes de las facultades de General Roca y de diferentes carreras quieren crear este espacio en el centro cultural Aimé Painé.
Todos los martes a las 10 los chicos se juntan para hacer música. ¿Cómo? Juntan basura y la convierten en instrumentos. El grupo quiere difundir lo que hace y acercar a la gente a todo tipo de manifestaciones artísticas. Apuntan a un espacio alternativo gratis.
Los talleres que se realizan en el centro Aimé Painé son coros para niños, expresión corporal, cursos prenatales, taller de flamenco, integración para niños con capacidades, entre otros.
Entre los próximos proyectos hay una varieté organizada para el 11 de agosto.
Para alimentar tu cabeza con el arte podes ir los sábados a partir de las 15 al centro Aimé Painé.

Sobre el pasado
Aimé Painé fue una mujer que lucho por las reivindicaciones de los pueblos originarios. Pertenecía al Coro Polifónico Nacional. En homenaje a ella, el centro cultural lleva su nombre. El 10 de septiembre se cumplen 20 años de su muerte y el grupo prepara un aniversario empapado de arte.
Y si sobre reivindicaciones se trata, el centro cultural apoya el proyecto de convertir a General Roca a su nombre original. Previo a las mal llamadas “conquistas del desierto”, el paraje se llamaba Fisque Menuco. Rodeados de lugares con nombres de los mayores genocidas de la historia, el centro Aimé Painé lucha por la reivindicación de la memoria robada de un pueblo.

Sobre plazas e historias

Las plazas son un espacio público exhibido en todas las ciudades del mundo. Pero también son un espacio de historias de una ciudad. Todos pasamos una vez por ahí. Todos vimos que estaban pulcras u olvidadas. Las plazas dicen mucho de los barrios a los que pertenecen, de la gente que las visita. La historia puede ser de olvidos o no. Pero las historias están, a la vista, con solo sentarse en unos de sus bancos.
General Roca tiene una división. El Canal Grande separa dos Rocas. En lado hay luces. En el otro lado hay barrios que no tienen electricidad. En un lado hay cuatro rotondas. En el otro lado no hay asfalto. Y están las plazas, reflejo de un barrio. Historias de barrios.
En un barrio sobre la calle San Juan a metro de calle Gelonch hay una historia (foto de la derecha). La plaza se llama Aeroclub igual que el barrio que la resguarda. Tiene árboles y dos caminos que convergen en forma de cruz hacia el centro del lugar. Hay un par de figuras descuidadas y pasto que llora el invierno convertido de verde a amarillo pálido. Alrededor, silencio. Nadie pasa junto a la plaza. Dicen que las plazas concentran actividades sociales. Lejos de los ruidos y las charlas, la plaza Aeroclub se esconde detrás de una construcción. Y también se esconde en la ciudad, del otro lado del Canal.
Lejos, entre rotondas y luces, está la plaza Allen (foto dela izquierda). El espacio se encuentra en lo que se llama el “canalito”. Pleno centro y plena vida. La plaza Allen no tiene silencios. Los autos pasan por los lados con asiduidad. Los caminos de la plaza entran, salen, se encuentran, se separan. Las figuras que la adornan están sanas. El cartel que reza “Plaza Allen” tiene un grafitti: Ahora podemos acordar que estamos en la misma ciudad. Pero no son las mismas historias, no es la misma imagen. No es el mismo lado de la ciudad.